Gracias a una alianza con Fundación Súmate de Hogar de Cristo, el Servicio Local de Educación Pública Puerto Cordillera ha instalado Espacios de Reencuentro Educativo (ERE) en dos establecimientos educaciones de Coquimbo y Andacollo, para reincorporar a aquellos adolescentes y jóvenes que estaban fuera del sistema escolar.
Por María Teresa Villafrade
Mientras se discute si es posible o no para los escolares chilenos volver a las clases presenciales antes de fin de año a raíz de la pandemia, el Ministerio de Educación advierte que la crisis sanitaria dejaría tasas de abandono escolar que no se habían visto en una década. A los 185.000 niñas, niños y adolescentes (NNA) que hoy no forman parte del sistema educacional se estima que podrían sumarse otros 80.000, una cifra muy superior a la registrada tras el terremoto de 2010.
Devolverles el derecho a la educación a este alto número de NNA, en su mayoría los más vulnerables, será una tarea titánica si no se crean espacios apropiados dentro de los mismos colegios para que puedan recuperar su trayectoria educativa. Esa es al menos una de las propuestas que ha dado la Mesa 6 Compromiso País para evitar un aumento de la exclusión escolar entre los 5 y 21 años de edad.
La Fundación Súmate del Hogar de Cristo tiene más de 20 años de experiencia en esta materia, con 5 escuelas de reingreso y la fructífera implementación de Espacios de Reencuentro Educativo (ERE) en distintas comunas del país. ¿Qué son los Espacios de Reencuentro Educativo? Son espacios dentro de una escuela regular que integra a NNA que han vivido procesos de exclusión educativa y que busca restituir sus trayectorias educativas.
Ana Victoria Ahumada, Directora del Servicio Local de Educación Pública Puerto Cordillera, tomó la decisión de incorporar Espacios de Reencuentro Educativo en su área antes del estallido social y antes de la pandemia, sin saber de la dramática estadística que hoy preocupa al Ministerio de Educación.
“Cuando recién asumí en el Servicio en 2019, me visitó Liliana Cortés, Directora de Súmate, quien me contó del proyecto que vienen desarrollando y confieso que era imposible no sumarse. Los valores, los objetivos de esta iniciativa, son coincidentes con los esfuerzos que estamos haciendo desde la Educación Pública de abrir más posibilidades a niños y jóvenes que por diversas razones abandonan la escuela. Es una realidad que afecta especialmente a los sectores más vulnerables y el proyecto da respuestas a esa realidad. Debíamos ser parte de esa respuesta y me parece un proyecto necesario”, señala Ana Victoria, que es ingeniera en administración de empresas y licenciada en educación técnica profesional.
Una vez tomada esa decisión, se preocupó de armar un equipo para asumir esa tarea, pero el estallido social y la pandemia retrasaron la implementación. “Fue muy difícil ya que cuando asumí enfrentábamos un tema financiero y me preocupaba cómo iba a poder solventar este proyecto. Pero soy una convencida de que cuando se tienen buenas intenciones, todas las energías se fusionan para que las cosas resulten”.
Contrató a Giovanna Pérez, profesora de educación técnico profesional, coordinadora del proyecto en el que están involucrados todos los subdirectores de la unidad técnica pedagógica del servicio, un equipo sicosocial, asistente y dos profesores. Un total de 10 personas.
ENTRE “SOÑADORES CAPACES” Y “LOS R@BLES”
El siguiente paso fue encontrar los establecimientos educacionales que se quisieran comprometer con crear estos ERE. El emblemático Liceo Diego Portales de Coquimbo y el CEIA Andacollo se sumaron con entusiasmo a la iniciativa. Giovanna Pérez comenzó en el verano a contactar familias y a captar los estudiantes. Se habilitaron aulas especiales con una estructura atractiva, diferente.
Sin embargo, el cierre de las escuelas y la implementación de las clases online por la pandemia cambió todo. Recién el pasado 5 de agosto, 25 jóvenes en Andacollo y otros 10 en Coquimbo, entre los 14 y 18 años, iniciaron sus clases a distancia. Le entregaron Tablets a cada uno de ellos con plan de internet.
Giovanna Pérez cuenta: “Tienen clases virtuales tres veces a la semana y están muy entusiasmados. Los del Liceo Diego Portales escogieron el nombre de ‘Soñadores Capaces´ a su grupo y los de Andacollo se llaman ´Los R@obles´, incluso ya diseñaron sus logos. Es una forma de generar compromiso y hacerles sentir pertenencia”.
Para ella, la metodología en base a proyecto, establecer metas a corto plazo y entregar una oferta de estudio más atractiva es la manera como debería funcionar todo el sistema escolar. “Para mí el ideal sería que todos los colegios tuvieran esas instancias, con profesores motivados, con vocación, apasionados y sin prejuicios, que supieran entender el contexto, falta empatizar más con los adolescentes vulnerables. Tampoco es necesario tener tantos recursos”, señala Giovanna.
Ana Victoria Ahumada agrega: “Tengo entendido que somos el primer Servicio Local de Educación Pública que ha implementado este proyecto, estamos abriendo un camino al que yo le hago mucho promoción. Sólo pensar en que estamos atrayendo a chicos que ni siquiera estaban con clases a distancia como el resto de la población escolar, me causa satisfacción. Para mí, el retorno a clases debe incluirlos a todos, los que están y los que no están en el sistema escolar”.
Su mayor alegría es ver a profesionales y alumnos motivados y contentos. “Para los primeros ha sido como darle un nuevo aire a su carrera, a su profesión. Me contaron que las familias de estos chicos les han dicho que se sentían abandonados y que hayan ido a buscarlos a sus propias casas para entusiasmarlos, es algo que nunca antes habían visto. Lo más que les llamó la atención a todos los profesionales es que cuando fueron a retirar las tablets, ningún alumno llegó solo. Todos iban acompañados de algún familiar incluso de una abuelita, un hermano, un tío. Además, valoran mucho la experiencia que tiene Súmate y lo que han aprendido de la fundación estos meses. Es una tremenda experiencia, puras cosas positivas en medio de esta pandemia tan dolorosa”, dijo la directora.