El programa 100% involucrados del Hogar de Cristo, que buscar derribar mitos en temas de pobreza y desigualdad en las comunidades escolares, realizó un taller para reflexionar sobre otra materia muy vigente: los prejuicios en torno al género. Entre las conclusiones de los jóvenes está que “hombres y mujeres pueden hacer lo mismo”.
Por María Luisa Galán
Que los hombres no lloran y no juegan a las muñecas; que las mujeres son el sexo débil y las responsables de los hijos; que hay deportes para hombres y otros sólo mujeres. Y así, un suma y sigue de mitos y creencias que por siglos han dominado a la sociedad, estableciendo un patrón que determina el rol que tienen hombres y mujeres, quitando oportunidades, estableciendo un dominio patriarcal, cargando la balanza para un lado en perjuicio del otro y, en definitiva, generando una sociedad desigual.
Hace unos días, el programa “100% involucrados”del Hogar de Cristo, que a partir del juego Derribando, busca desarmar mitos sobre pobreza, estuvo en el colegio Teresiano con un grupo de estudiantes de sexto y séptimo básico para conversar esta vez sobre las diferencias entre hombres y mujeres, y todas las creencias sexistas que aún existen. El debate entre los jóvenes fue intenso y enriquecedor.
En primer lugar se invitó a los estudiantes a organizarse en grupos y a dibujar y resaltar los aspectos más relevantes que ellos consideran que hombres y mujeres tienen dentro de su rango etario. Luego, a cada grupo se le entregó un mito social entorno al género y se les instó a reflexionar sobre ello. Posteriormente, los equipos tuvieron que crear sus propios mitos, según lo que escuchan entre sus pares. Algunos de los resultados: “las mujeres escriben mejor que los hombres”, “el volleyball es sólo para mujeres”, “los deportes delicados son sólo para mujeres”, “las mujeres no pueden jugar fútbol porque es sólo para hombres”, “las mujeres tienen que arreglarse más, ser más ladies”, “las mujeres tienen que ocupar azul y las mujeres rosa”, “las mujeres tienen que usar falda sí o sí, no pantalón”, “sentarse como señoritas es sólo para mujeres”, “los hombres son mejores para el deporte”.
¿Qué aprendieron? Según sus palabras: “A no ser sexista”, “Aprendí que todos tenemos derecho a las mismas cosas”, “Ninguno es superior a otro”, “Los hombres y las mujeres pueden hacer lo mismo”, entre otros.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 84,9% de los hogares monoparentales están a cargo de mujeres; de las personas asalariadas que trabajan en puestos de responsabilidad y/o decisión en las empresas, el 67,7% son hombres; 637 mil pesos gana en promedio un hombre y 450 mil pesos una mujer. En 2017, según la misma entidad, “la percepción de inseguridad en los distintos lugares públicos fue proporcionalmente mayor en mujeres que en hombres. Esta situación se condice con la victimización personal real, ya que ellas sufrieron más delitos de connotación social que ellos (11,9% y 8,9%, respectivamente)”.
Estas diferencias odiosas y sin sentido son las que busca eliminar el juego Derribando, entre muchas otras, no sólo en el ámbito de los géneros.