El gobierno saliente quedó con tarea para marzo en asignaturas claves para cumplir con el anhelo de superar la pobreza, las que la administración del Presidente Piñera debe abordar sin aflojar.
Una de ellas, crucial a la hora de emparejar la cancha, es la educación inicial. Aunque la administración Bachelet II se enorgullece de que Chile cuenta con cobertura universal para el tramo de 0 a 4 años, solo el 40% de todas las guaguas y párvulos del país usa esa oferta. El 60% restante no asiste a esos establecimientos y 62 mil de esos lactantes y niños pertenecen al grupo más desfavorecido, al que es pobre por ingreso y según la medición multidimensional de la pobreza.
La tasa de asistencia del 40% que sí usa la oferta es bajísima; no supera el 25% en las salas cuna y jardines de la Junji contra el 75% de asistencia que conseguimos en los establecimientos del Hogar de Cristo, donde el promedio de matrícula es de 97%. Esto demuestra que no sirven las instalaciones físicas y el número bruto. Lo que se requiere es un trabajo integrado, bien planificado y de calidad, con modelos curriculares robustos y al mismo tiempo flexibles.
Otra asignatura que todos los gobiernos han reprobado es la que expuso de manera brutal la presidenta de los funcionarios del Servicio Nacional de Menores ante la posibilidad de que se nombrara a un ex director social del Hogar de Cristo a la cabeza de la institución. «A Benito Baranda se lo van a comer vivo si llega al Sename», dijo, aludiendo a la bolsa de gatos política en manos de quienes estarían los niños más vulnerables y vulnerados de Chile.
El Hogar de Cristo ha avanzado en asumir la reparación de este drama social. En marzo comienzan dos experiencias piloto de residencias de protección -una para niños y otra para niñas; la primera en Santiago, la segunda en Valparaíso, financiadas por privados más el subsidio estatal-, donde aplicaremos los estándares de calidad definidos por un panel de expertos tras dos años de investigación. Ese trabajo lo presentamos en un seminario al que asistieron todos los candidatos presidenciales y aspiramos a que se convierta en el modelo para todas las residencias de protección del país.
Como ironizaba alguien sobre esa tendencia tan chilena de quedarnos pegados en la problemática, esto apunta a «la solucionática», proponiendo y testeando un servicio especializado, integrado y basado en la evidencia para resolver esta verdadera tragedia nacional, que es el actual funcionamiento de las residencias que deben proteger y no dañar a los niños más desvalidos.
Solo nos queda cobrarle al Presidente electo el compromiso que asumió con Paulo Egenau, nuestro director social, en un programa de TV. En «Candidato, llegó tu hora», Piñera aseguró que repondría las platas que se restaron a razón de mil millones de pesos por año desde 2015 al presupuesto destinado a escuelas de reingreso, en favor de otras demandas, como la bulliciosa gratuidad universitaria. Aquí, los sacrificados han sido los más de 77 mil niños y jóvenes excluidos del sistema escolar, a los que el Estado vulnera el derecho a la educación. Fundación Súmate del Hogar de Cristo tiene cinco escuelas orientadas a este grupo ignorado, que nos permiten atender apenas al 3% de esa población, magro porcentaje que da cuenta del poco interés que existe por este tema.
Recuperar a esos niños y jóvenes de las esquinas, de las garras del narco, de la desesperanza de empleos indecentes, de un futuro sin horizontes; abordar en forma seria y profesional la situación del Sename; aplanar la cancha desde la cuna son las grandes tareas pendientes, que urge abordar integralmente para demostrar que «poner a los niños primero» no es un mero eslogan. Esperamos, Presidente, que priorice y apunte, al cabo de cuatro años, a sacarse un 7.